Los minerales surgen del polvo de colisiones de soles y planetas, gestado y transformando en el interior de la Tierra, formando el primer reino que habitó en ella, el reino mineral.
Contienen la sabiduría del Universo y de la Tierra siendo un regalo para nosotros y nuestro planeta.
Coexisten en el reino de la Naturaleza en armonía con todos los Seres de todos los demás reinos.
Cada uno posee su propia esencia, su propia frecuencia energética e interactúa con la energía del entorno en el que se encuentra.
Su luz o frecuencia afecta tanto a nuestro campo energético como al físico, aportando la vibración que necesita en ese momento, y afectando así a nuestro bienestar y salud.
Su esencia nos lleva a la nuestra propia, a nuestro Ser.
Cada mineral posee sus propias características: geometría interna, color, forma, tamaño, lugar de procedencia, talla, etc. Y todas ellas determinan los matices de ese cristal.
Las propiedades de las gemas, minerales o cristales son conocidas por el hombre desde la Antigüedad. El ser humano, intuitivamente, las reconoció como el regalo y medicina que nos da la Tierra para fines de sanación y conexión espiritual.
Los cristales nos hablan al corazón y nos muestran y reflejan a través de sus matices de luz, las cualidades que poseemos y la Luz que Somos